Mario Gutiérrez Cru
Por su seguridad
18 FEB – 01 MAR 09
«… el poder debía ser visible e inverificable.» Michel Foucault
La vigilancia es el poder de infligir la mirada. Bentham, el padre del gran Panóptico, soñaba con una sociedad idílica en la que la disciplina venía impuesta por un sistema incansable y continuo de observación. Cabría preguntarse si este soñador decimonónico de cárceles perfectas no se había adelantado a su tiempo asentando los principios de la video-vigilancia.
La cámara en el espacio público o privado es símbolo de la presencia del vigilante, el cual, desde una ubicación imprecisa, ejerce la mirada a modo de voyeur en actitud de continua sospecha: el espacio en el que se ubica una cámara de vigilancia es siempre susceptible de generar anomalías. El punto de vista del vigilante es el más privilegiado y su alcance se ve potenciado por las extensiones de visión que propicia la cámara. De este modo, el sistema de vídeo crea un círculo de control en torno a lo que acontece centralizado en un único puesto de vigilancia.
Mario Gutiérrez ofrece una lectura crítica acerca de este sistema temeroso del ángulo ciego de la cámara. Por un lado, no sólo se anula la imagen de la cámara que, al ser grabada por otra cámara, acaba desapareciendo, sino que, dentro de la sala, la posición del espectador oscila de vigilante a vigilado: se le permite observar y se le da acceso a las pantallas en la que se presenta este acontecer vigilado, pero el escenario de este acontecer se convierte de súbito en la propia sala de exposiciones.
Queralt Lencinas
Toda presencia en este nuevo mundo civilizado es grabado, clasificado y estudiado. Nuestras mínimas acciones se convierten en
archivo infinito de investigaciones privadas de organismos públicos y privados. Somos conscientes de nuestra situación bien camuflada en una vida más relajada, gracias a estos sistemas que ayudan a sentirnos más seguros en este mundo que nos obliga a atemorizarnos ante todo tipo de amenazas, del tipo que sean.
Miles de ojos velan “por nuestra seguridad” o por lo menos eso es lo que parece o queremos que parezca. Millones de cámaras
controlan todos los entornos posibles de nuestro sistema de seudo-libertad, dichas imágenes repetidas hasta el infinito, producen unas innumerables reproducciones de realidades anónimas y privadas, controladas a su vez por personas de seguridad que tienen que supervisar dicho material, analizarlo y supuestamente sacar algo en claro, alguna faceta que justifique ese despliegue de medios, personas y tecnología.
Mi planteamiento ha sido un trabajo de campo e investigación usando los mismos sistemas que nos controlan para reivindicar otros posibles usos artísticos. La idea es muy sencilla, unas videoinstalaciones formadas por un mapa de un posible recorrido por Madrid en el que el controlado es el deambulante, enfrentado a grabaciones en los que los controlados son las propias cámaras, todo ello en un marco en el que el espectador también se sentirá vigilado. Grabaciones de registros insitu y a tiempo real, forman este pequeño panel de control.
Mario Gutiérrez Cru