Javier Montero y Raphaël Larre
La línea invisible
18 – 28 MAR 09
Que el lápiz y el papel han sido herramientas privilegiadas del trabajo de campo no deja lugar a la duda. El naturalista dibuja las alas de un Aedes albopictus en el sudeste asiático, y el escritor apunta la conversación de la mesa vecina. Así hemos compuesto un primer boceto del mundo. Claro que hoy en día ya no resulta tan fácil: ¿Quién se arriesga a una línea quebrada por el renquear del autobús en su nueva moleskine? El dibujo o el texto en crudo parecen estar de capa caída, precisamente, por haberse convertido en un fin en sí mismo: al cuaderno de apuntes del artista le exigimos genialidad en la mirada, carácter en el trazo, y precisión en la mancha de café.
Raphäel Larre y Javier Montero escapan de esta tiranía al trabajar en algo parecido a un “bloc de notas en el campo expandido”. Para mantener la inmediatez de la línea, recurren al vídeo; para mantener la espontaneidad del texto, a la instalación. Así ambos artistas, de forma independiente pero perfectamente coherente, nos muestran su trabajo de campo elaborado y traducido, en el que la libertad del apunte rápido se conserva gracias al cruce de disciplinas y soportes. Y a partir de una serie de notas al margen, tomadas de la experiencia cotidiana y filtradas por el humor y la ironía, nos presentan nuestro día a día, esta vez sí, en bruto.
Mauro Fariñas
Una línea invisible comienza a separarnos en bandos antagónicos. Las acciones emprendidas para destruir el sistema de representación marcan una línea entre bandos enfrentados de personas, que compartimos un pasado emocional común y, hasta hace apenas unos minutos, éramos íntimos amigos. Además, dicho sea de paso, esta exposición elimina el concepto de obra artística.
Javier Montero
Para la exposición presento una videoinstalación de varias animaciones o dibujos en movimiento. Ésta se compone de 7 televisiones (5 con sonido). Es una mexcla de diferentes animaciones. Éstas son de diferentes trabajos recientes y más antiguos que tienen la especificidad de estar dibujados en movimientos cortos y en bucle. Entre cinco segundos y dos minutos. Tratan de escenas cotidianas en el sentido largo del término: escenas de vida francesa, española, política, futbol, cerdo…
Cada animación es una interpretación en dibujo de nuestra vida cotidiana. Sería un collage a modo de sátira y humor de nuestra realidad cotidiana. La instalación es una mexcla de diferentes trabajos de dibujos en movimiento que tratan el mismo concepto: una mirada sobre la realidad cotidiana con humor y decisión. No hay una narración precisa pero es el espectador quién hace su propia construcción gracias a la confrontación de diferentes animaciones. Una parte importante es el sonido. Estos sonidos se escuchan juntos (sin cascos) para unificar la instalación, y para amplificar la unión entre las diferentes vídeos en lugar de aislarlas. El proyecto se presenta en bruto para estar en relación con la espontaneidad, la libertad de la línea, del dibujo. Raphäel Larre